Archive for 11/01/2011 - 12/01/2011

Hablemos del post data...PD para los amigos.


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Lo dice Wipi:

Postdata puede referirse a:
1.     Postdata: anotación que se añade al final de una carta, después de haberla terminado y firmado.
2.     Postdata, obra de Octavio Paz continuación de "El Laberinto de la Soledad".
3.     Postdata , Grupo de música de origen Argentino.
4.     Postdata (Chile), revista literaria fundada por el poeta chileno Tomás Harris hacia 1981 en Concepción (Chile)
5.     P.S. I Love You (Postdata te amo), canción que se halla en el primer álbum de The Beatles llamado Please Please Me.

Pensaba en los post data de mis cartas y de mi vida…
Creo que merecen colores fuertes porque sin querer ser protagonistas se llevan el corazón de la cebolla…Tantos pétalos, hojas, envoltorios… Palabras que cubren en detalles históricos, sensuales, analfabetos lo más preciado. Lo que se dice al final, sin anestesia.
Si tuviera que leer una carta creo que ahora, empezaría por el final. Siempre me gustó leer al revés. Ir de atrás para delante es una buena opción.
Un PD engalana, da certezas y tal vez diga lo que antes en mil vueltas tan pensadas no se quiso insinuar jamás. Un PD es cosa seria aunque lo dejemos para el final… “ Dichosos los últimos en despertar de esos despertares” ( frase que acabo de inventar y merece un PD)
También es cierto que es el amante perfecto, ese que aparece en el mejor momento, que no pide estar en el mejor lugar y sin embargo se convierte en la frutilla del postre, o en la naranja, o en escaló que hace falta traspasar.
Un PD es una nota, un gemido, un suspiro de esos que se dan cuando ya no queda más aire, cuando no nos queremos ir y sin embargo nos levantamos airosos de la silla.
El cuerpo de una carta se achica o se ensancha como quiere , el principio lleva ese ímpetu que todo lo atraviesa, puede ser hoy o hace mucho, puede perdurar o simplemente seguir flotando en el medio del mar …Puede todo.  Ser historia ser anónimo, documento ,ficción , cobardía y hasta ese instante donde las almas ser permiten ser salvajes. Te salva o te condena. Pero el PD, ese que parece sobrar es el único que para bien o para mal es capaz de decirte la verdad.
Cuando recibas una carta no te olvides del PD, porque tal vez… Sea la única oportunidad que tengas, de ser su detinatario.

Escritura Creativa. " Aquellas viejas cartas..."


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"El género epistolar, cuyo forma de expresión tradicional es el texto que comúnmente conocemos como carta, es uno de los más libres que existe dado que abarca una gran cantidad de temas y propósitos, expuestos de manera diversa, siempre y cuando cuente con un destinatario a quien va dirigida la carta y sus respectivos encabezamiento, saludo y despedida. En el cuerpo de la carta pueden aparecer recomendaciones, comentarios, solicitudes, diálogos, narraciones, poemas, notificaciones, argumentaciones de todo tipo hasta saludos y despedidas. En relación con sus objetivos y el ámbito de interés. una carta puede ser privada, pública, oficial, abierta, doctrinal, científica, poética o amorosa. Evidentemente, su clasificación depende del grado de universalidad del mensaje que contenga, de la cantidad de personas a la que la carta puede alcanzar con sus significados.
-Jesús Nieves Montero-

Por qué entonces no llamarlo “ El gran género entre todos lo géneros” , nunca fui  amante de los límites y si de géneros hablamos el epistolar se lleva todos los premios… ¿ Acaso Cortázar no lo convirtió en ficción y más aún lo elevó a la categoría de fantástico, y podría  seguir con  “ Cartas a una Señorita en París” o “La salud de los enfermos” pero no quiero que descubran mi maniática adicción por este hombre… Hablamos de cartas y se me ocurre que en ese instante único,  cuando  cerramos el sobre, cuando apretamos “enviar”, cuando dejamos que las palabras se liberen y vuelen libres, justamente en ese instante nace la creación.
No me voy a detener en esas charlas literarias entre maestros que tanto nos dejaron, tampoco en la carta anónima que alguna vez llegó sin saber por qué… La realidad se convierte en ficción con el sonido silencioso de la lengua cerrando, esperando, ansiando ser… La ficción de pronto y sin quere,  se convierte en ese mensaje cotidiano al que le crecen las alas.
Todos sin excepción escribimos cartas y de eso se trata esto… De dejarlas ser lo que son: Remilgadas, embravecidas, insípidas, escondedoras… Cartas que aunque pasen los años y se acorten las palabras siguen siendo ese documento maravilloso de cada instante. Lleguen en una botella, después de mucho tiempo de atravesar el mar o en un segundo cualquiera, ese que también atraviesa lo mejor y lo peor de nosotros mismos.
Hoy los convoco a escribir cartas.

El escribiente


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Al principio, escribía las paredes. Escribía sobre el piso, sobre los viejos muebles, sobre las alfombras persas, los vidrios helados, las piedras,  las arcadas, la tierra húmeda, el viejo tronco de un árbol, la arena salpicada, las estelas de plata, el humo de un cigarrillo, el aire, las sombras y hasta en algún reflejo inusitado. Escribía su búsqueda y anhelaba el encuentro de las letras tatuadas. Escribía añorando el lugar elegido donde plasmar su obra.
Y así fue como un día de plumas inseguras, sobre la piel de aquella estrelló su mirada.
Se volcó su tinta,  desbordaron sus manos, aceleró su pulso, el contorno delineado… Intentó dibujarlas, trato de borronearlas, las inventó de nuevo en el ritual de sus dedos. Las letras, esas viejas amantes perseguidas, encendieron el vuelo del aroma dormido.
Y escribió sobre ella el color del latido, la búsqueda incesante, el calor encendido,
las huellas de sus pasos,
los sonidos secretos ,
los trazos de sus gestos,
el silencio divino.
Escribió en mil idiomas la marca del origen, el camino del tiempo, las voces que lo afligen.
Los colores perdidos,
la amalgama imperfecta,
los dolores del alma,
los vaivenes humanos,
la razón de su gesta…

Hacia un lugar llamado taller


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No siempre al emprende un viaje sabemos hacia donde vamos o qué buscamos. A veces arrastramos valijas llenas de preconceptos y conocimientos, otras tantas decidimos transitar el nuevo camino más livianos, con lo puesto, sabiendo que el asombro y la necesidad son un pasaje de ida. Habrá folletos con el color del mar, destinos inciertos, pueblos fantasma , desiertos y montañas. pero siempre nos estará esperando ese paisaje que salimos que buscamos desde siempre.
Todos somos obreros por naturaleza. La creación es una de esas herramientas cotidianas que aunque muchas veces no logremos ver y otras tantas mantenemos oculta, nos pertenece. Como el aire.
Nadie empieza tarde, sino cuando cada uno cree que es su momento.
Cuando hace algunos años recorriendo una librería de mi ciudad encontré una fotocopia donde se invitaba a participar a un taller de Guión de cine , la guardé en mi cartera sin pensar que ese acto cambiaría mi rumbo. Tiempo después y dejándome llevar por la intuición más que por la poca atracción que ejercía esa hojita blanca sin atractivo alguno, que por algún motivo no deseché,  me encontré sentada en uno de los mejores talleres a los que concurrí hasta ahora .
Participé de distintos talleres de escritura que establecen cada uno sus propias normas, algunos más rígidos , otros sin más reglas que las que se van decidiendo sobre la marcha. Diferentes todos pero con un objetivo común : El encuentro con el otro y sobre todo con uno mismo.
En el taller se aprende y se comparte mucho más de lo imaginado. Aprendemos a escuchar y ser escuchado en un espacio creados por todos. Ya no dependemos solamente de nuestra mirada aunque no dejemos de escribir en soledad, el taller es justamente lo contrario. El contacto con el otro no solo nos ayuda a adquirir saberes únicos sino también a olvidarnos de  lo que el ego nos reclama…” Que no siempre todo tan bien ni tan mal”
Participar de un taller es una experiencia única
Donde cada participante instala sus propios tiempos, desprendiéndose de la rigidez de otras experiencias formativas  de carácter temporal que buscan otros objetivos avalados por clases, exámenes, certificados.
El taller es atravesado por la energía propia de la convivencia y es por ello que se transforma en un universo maleable, donde los conceptos se van trabajando de acuerdo a las necesidades de sus miembros.
Los disparadores, por ejemplo (algunos lúdicos otros técnicos ) son medios y no fines para ejercitar a través de un trabajo constante las diferentes instancias de la escritura. Entendemos entonces,  que los ejercicios o las consignas  no son meras aplicaciones de un contenido sino que lo trascienden de manera ilimitada.
El objetivo es que cada integrante encuentre su propio camino de formación permanente de la misma manera que sus pares y el coordinador en cada reunión encontrarán el suyo.
En un taller como el que quiero seguir construyendo no existen las recetas aunque como en la cocina cada secreto culinario siempre es bienvenido.
Escribir, escribir y no dejar de escribir …
En eso estamos por acá.



Para Rose que se fue de gira.


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La conocí hace algunos años y aunque me mantuvo alerta antes sus inconstantes idas y venidas  me armé de una paciencia infinita, esa que no es mi mayor virtud y la seguí o mejor dicho me dejé seguir porque ella siempre volvía …
Su amor por Neruda y la poesía la hacían recorrer los más recónditos rincones de la ciudad en busca de algo más, nunca se conformó, será por eso que un buen día decidió llegar hasta la luna para dejar que sus versos se transformen en  cráteres brillantes.
La actuación fue su juego y su energía desparramada. Cotidianos personajes se adueñaban de sus ansias y reía… Cuando se convertía en  una vieja perseguida, tanguera, madama del cabaret o en un plomero mal hablado. Rara pero encendida…
Y me hubiera gustado que veas tus versos, sobre el papel pero  no pudo ser porque esta vez te fuiste de gira y no me diste tiempo…
 Que lo pario!
En el taller también pasan estas cosas …
Y mientras escribo, te lo leo en voz alta porque se que desde donde estés me estarás escuchando.

Los umbrales de tu falda
                               Por maría Rosa Di Rienzo

livianos y pesados
umbrales muerden
el ruedo de tu enagua,
que levantó y bajó
la cerradura de sus ojos
en un ir y venir
de días sin calendarios,
donde el tiempo se detiene,
muda, se arruga,
entre los durmientes de tu falda
que trasmuta los rieles
mordiendo el silencio
en la oscuridad de las palabras.
(Este poema pertenece al Libro de los Talleres XIV editado por Editorial Dunken)

El taller Literario : Un espacio itinerante


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Dicen que viajar nos abre la cabeza. Nos llena la vida de adrenalina, nos hace salir de ese espacio individual para ser sentirnos parte de ese otro gran espacio llamado universo. Y  cuando viajamos nos transformamos, descubrimos, elegimos, adquirimos conocimientos, valoramos y ya no somos los mismos. Porque viajar es también reencontrarnos con el otro.
Participar de un taller literario es una manera de iniciar un viaje… No importa si vamos en avión, en tren o caminando, porque  en cada nube, en cada estación o en cada sendero nos vamos a encontrar con lo mejor de nosotros…
Viajemos juntos entonces…
Bibi